29 November 2018

Demonios



"Cada día sigo sacando espinas de lo más profundo de mi corazón"

Estos versos me han traído hasta aquí. Hasta esta página en blanco que tantas veces se me resiste. Son de Natalia Lafourcade de su canción Raíces y me han hecho pensar en esos demonios que viven en nuestra cabeza y corazón y que, de vez en cuando, se manifiestan sin ninguna piedad. A mí me visitan en los sueños. Sueños que no tienen ningún sentido, pero que evocan recuerdos de emociones que, por no estar en paz con ellas, se han incrustado en algún lugar profundo de mí. Sentimientos que se perciben muy reales; tanto, que vuelven a doler, vuelven a angustiar, vuelven a oprimir el aire y a dejarme sin aliento.

La memoria del corazón. Me sorprende la facilidad en la que lo negativo tiene esa capacidad de arraigo sin esfuerzo. Me desespera tener que esforzarme por sentirme bien y en paz y, en cambio, basta que deje de ejercitar esa búsqueda del bienestar consciente para que esos demonios vuelvan a aparecer.


Mezcla se esencia, circunstancias e interpretaciones. Ese es el cóctel que me lleva a ser quien soy y sentir de esta manera. Sin embargo, me resisto a dejarme llevar por las nubes grises. Quiero creer que la felicidad es una decisión personal y una cuestión de actitud.

Y tú, ¿cómo lo ves?

Mamen Fiol.

9 November 2018

Terapia





No es extraño que a estas alturas del año mi cabeza sea un hervidero de pensamientos, ideas, ilusiones y buenos propósitos. Soy mucho de darle al coco, de hacer listas y de soñar despierta. Se acercan las navidades, pronto acabará el año y yo ya tendré, como siempre, escritos, doblemente digeridos y releídos mis propósitos de año nuevo. Pero hoy no he venido a hablaros de ellos, ni de lo bonito que es soñar, pensarlos y ponerse objetivos llenos de ilusiones, sino del sentimiento de frustración y estancamiento.

Ayer lo hablaba con varias personas. Este año ha estado lleno de altibajos, de épocas de motivación completa y épocas de parálisis. En estos momentos me siento estancada y frustrada al verme en la misma casilla de este juego de la vida que cuando empecé el año. Es decir, todas aquellas ideas, proyectos y buenos propósitos quedaron para siempre en ese papel bonito donde los escribí y allí los he dejado morir.


Hago mucho trabajo introspectivo e intento conectar conmigo misma para saber cómo me siento y es por esa razón que hace ya meses volví a hacer terapia. Algunos quizás os preguntéis que por qué comparto este viaje por aquí. Bueno, la respuesta surge de la necesidad de conectar y dejar de interpretar mis imperfecciones como vergüenzas que deben esconderse. Creo que al hablar de lo compleja y caótica que resulta la naturaleza humana y cómo afrontamos nuestras luchas internas nos acercamos más, nos une y nos hace más felices.

Compartir este aspecto de mí me hace sentir más honesta, auténtica y responsable con este proceso. En varias ocasiones, he llegado a mis sesiones de terapia diciendo: "Yo lo que necesito es que me digas qué tengo que hacer para salir de aquí. Dame los pasos a seguir que yo, que soy muy aplicada, los seguiré al pie de la letra. Dame la fórmula de la estabilidad emocional. Dime cómo proyectar esa energía que a veces siento a borbotones; enséñame a dosificarla para no perder las fuerzas y encontrarme en periodos de desierto emocional."


Mi terapeuta suele esbozar una sonrisa y me intenta explicar que ella es un espejo en el que yo voy a aprender a mirarme y entenderme a través de mis propias palabras. Así que aquí me tenéis, compartiendo, poniendo orden a mis pensamientos e intentando comprenderme. Quizá compartiendo mis vulnerabilidades alguien, empezando por mí, se sienta menos solo, más seguro y merecedor de ser querido.

Os invito a compartir vuestros propios procesos y caminos. Si queréis. Si os apetece. En mi último post ya expresé mi deseo de crear comunidad por aquí. Será un proceso orgánico, natural y sin ataduras. No soy experta de nada, pero he aprendido que compartir y sacar pa fuera lo malo nos libera y conecta. Aprendamos de todo ello juntos.

Me despido recomendado la lectura de Mario Alonso Puig, Reiventarse de la que estoy aprendiendo mucho. Llegué hacia él al leer en algún sitio una de sus lecciones en la que decía que la mente humana tiene la capacidad de arruinarte la vida u ofrecerte una llena de sentido. Lo que me engancha de sus explicaciones son las pruebas científicas de todo lo que dice. Me llena de esperanza saber que podemos cambiar patrones y que podemos crear neuronas nuevas pensando en positivo. Leedlo, estoy segura de que os gustará.

Os leo. Un abrazo,

Mamen


1 November 2018

Intuitions



A veces me da por pensar en las personas que se han cruzado en mi vida de una manera u otra y la huella que han dejado en mi camino. Hace tiempo, algunos años, recuerdo haber expresado que yo no sentía tener intuición. Trust your gut, dicen en inglés. Ahora sé que no es cierto o por lo menos vuelvo a oírla, a sentirla.

No soy una persona de muchas amistades, pero las que tengo las considero un tesoro y, a mi manera, las cuido, las mimo y las adoro. Mi timidez e inseguridades hacen de mí una persona difícil de llegar. No doy el primer paso. Además, no me gustan las conversaciones superflueas, el hablar por hablar, small talks, chitchat...  Con los años, he aprendido a desenvolverme mejor en esas interacciones sociales tan necesarias en el juego de la vida y que previenen de ser percibido como una persona arisca o antipática.

Me alegro de volver a oír esa voz interior, esa intuición. Hay personas con las que conectas en seguida y otras que desde el principio hacen que no quiera dar más. Es decir, lo dejamos en la cordialidad, tan necesaria e importante, pero no busco un acercamiento; no quiero más. No siempre ha sido así. Me daba pavor pensar, creer, sentir que yo era arisca. Pero no es así. Hay energías que no son para mí. Hay personalidades que me consumen, me agotan, me amargan y no las quiero cerca. Suelen ser personas que hacen del criticar su mayor entretenimiento, que buscan el cotilleo y quieren hacerte cómplice de ello. Personas victimistas que se nutren de la energía y la empatía de los demás. Yo digo basta. Sigo siendo cordial porque ese rechazo del que hablo no implica ser maleducado. Yo sigo con mi vida.

De la misma manera, hay personas con una energía especial que en seguida me hacen sentir bien, que suman cuando estoy con ellas y, sobre todo, de las que aprendo. Aprendo de su manear de vivir la vida, de cómo se sienten bien en su propia piel, de su naturalidad, de su armonía.



Hoy una persona ha cambiado de acera para no cruzarse conmigo. Ha sido obvio, impactante e incómodo. Me ha molestado la mala educación, pero no he dejado que me afectara más de un minuto. Yo no pierdo la cordialidad y las formas. Si vuelvo a ver a esa persona, la saludaré. Esa persona decidirá qué hacer con mi saludo. Eso no está en mis manos. Lo que sí puedo controlar es el grado de ofensa que me tomo. Cero.

Mi reflexión final ha sido: gracias por demostrarme tan claramente que mi instinto no me mentía y probar que debo seguir escuchándolo. Nunca sentí conexión ni ganas de conectar con esa persona. Dejé claro que no me sentía a gusto ni compartía su hobby por excelencia: la crítica y el descontento por todo. Ella ha decidido tomar este camino y de esta manera. Yo estoy tranquila.

¿A vosotros os pasa? ¿Sentís esas energías de las que hablo? ¿Y la intuición?

Mamen


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