3 December 2015

La vida estos días


La vida estos días se compone de mañanas poco fructíferas porque llevamos unas semanitas que Emma no quiere otra cosa que no sea estar en brazos. Olvídense de la silla mecedora, los paseos en cochecito o el saquito de porteo ¡brazos! 

Se componen de comer mal, muy mal. Cualquier cosa calórica. Si es chocolate, galletas o pan con queso, mejor. De comer de pie y que no haya que cocinarse. ¡Ah! y con un bebé de casi 4 meses en brazos, no se olviden. De beber café sin parar. Sí, he vuelto a caer. De mirar como el montón-montaña de la plancha va creciendo sin piedad y salir corriendo. De dejar abiertas decenas de pestañas en el ordenador con artículos que quiero leer y pensar que lo haré más tarde, cuando encuentre un hueco, e irme a dormir (a las 21:30h exhausta) sin haber leído ni uno ni cerrado ni una pestaña.

De recibir whatsapps de mi marido preguntándome "¿Cómo vais?" y responder que normal- regular. Por no decirle, mal, agobiada y empezando a considerar que algo falla porque no encajo en el perfil de mamá happy flower que puede con todo porque no hago más que quejarme. Si le contestara la verdad, como alguna vez hago, él lo dejaría todo y vendría a casa a ayudarme, como muchas veces ha hecho, y se encontraría con un bebé feliz en su sillita sin llorar y sin parar de hacer "Agús" a diestro y siniestro porque es lo que hace cuando su padre está en casa. La muy...

Se componen de duchas en 5 minutos y pipis en cuestión de segundos amenizados por el estridente llanto de un bebé al que su madre ha osado dejar en el balancín para darse a esos menesteres.

Y llegados a este punto ustedes se preguntarán por lo menos dos cosas:

1. ¿Por qué nos habla de usted ésta ahora? - Bueno, acabo de leer un post muy divertido que lo hacía así y me ha dado por ahí. No le den más vueltas.

2. Si no tiene tiempo para nada, ¿cómo es que ha escrito todo este rollo? - Pues miren, es que la bebita en cuestión se ha dormido inesperadamente en su hamaquita (adjunto documento gráfico más abajo) y he aprovechado para ello porque es una especie de catarsis para mí, mientras rezo, pido, exijo que sea el fin de este bucle en el que estamos y el principio de una rutina algo más fácil y armoniosa.


Sí, porque esto es lo que les voy a pedir a los Reyes Magos, Santa Claus, al Caga Tió catalán, la Befana italiana y al Olentzero vasco: que la rutina sea algo más relajada.

Y que suerte la mía que se acercan las Navidades y que a mi marido y a mí nos gusten tanto estas fiestas. Se me quitan todas las penas pensando en beber Glöggi acompañado de korvapuusti (traduzco: vino caliente con rollitos de canela. ¡Cosas de tener una suegra finlandesa!), del jamón de Navidad (sí, en Navidad se me olvida que no como carne), de ir a comprar el árbol, de las visitas a amigos y reuniones familiares. Y sí, no puedo esperar a ver cómo mi pequeño hombrecito (little man como lo llama su padre) Liam vive estás fiestas un año más.

Así que no me lean con pena o compasión. Ríanse un rato conmigo, compartan experiencias y consejos (ya saben que me gusta leerles) que yo me voy a tomar otro café aprovechando que la benjamina de la familia sigue durmiendo. Mándenme todos sus ánimos y cariño que los necesito, pero háganlo bajito no me vayan a despertar a la niña.

Les dejo unas fotos preciosas de la peque que ha inspirado este post. ¡¡Ah!! Y si han llegado hasta aquí, GRACIAS por venir!!! :P




Pics by Ekaterina Mckie







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