28 May 2018

Feeling not good enough to be seen


(Versión en español abajo)

This past week I have been participating in a yoga challange on Instagram called Seven days of yoga detox where I had to post a picture of myself in a different asana everyday during a week. The challenge has been very stimulating and entertaining and it meant something more profound to me that I would like to share here to be able to come back to it anytime I need it to. 

It goes very far back for me. I have always had low self steem that drags me to not do things out of fear or how I look. If you follow me on Instagram, Mamenfiol, you would have noticed that I hardly appear on any pictures. The reason why lies in insecurties and fear.

Early in the spring I decided to take a conscious journey towards self-knowledge and I promised myself to make all the necessary changes in my life that would make me feel good in my own skin. It is a hard batle accepting the imperections and knowing nothing good comes from hatred of self.

Participating in this yoga challenge feels like a small victory. A few steps forward onto the goal I want to reach.  I am not an expert in the practice of yoga and I am still far to have a yoga body and, nonetheless,  I show myself 7 different days. Looking for locations, swallowing the shame and shutting the damn little voice that I always says that I am not good enough to do something like this. I dared to ask people to take pictures of me, I stood in front of the camera full-body, vwearing leggings and trying to do the asanas with dignity.

A battle won. One step forward. A wave of energy that I need to continue on my way to acceptance and self-knowledge.

Namaste

Hoy acabo un reto en Instagram llamado #7díasdeyogadetox organizado por Insayoga y que consistía en compartir una foto al día practicando una asana (postura) diferente. El reto ha sido muy estimulante y quería compartir por aquí lo que ha significado para mí participar en él. Si me seguís por Instagram o alguna vez habéis pasado por mi cuenta Mamenfiol os habréis dado cuenta  de que pocas veces aparezco en las fotos y menos de cuerpo entero. Me da mucho pudor ponerme delante de una cámara. Sin embargo, la verdadera razón es más compleja y tiene que ver con la relación que tengo conmigo misma.


Nunca me he gustado. Mi relación con la imagen que veo en el espejo es terrible. Va más allá de los kilos de más que pueda tener, pero no empezaré a nombrar todo lo que no me gusta de mi cuerpo porque no soy tan valiente ni creo que proceda. Falta de autoestima, inseguridades, miedos y no saber poner las cosas en perspectiva. No os imagináis lo difícil que está siendo para mí compartir todo esto con vosotros, pero me lo tomo como una actividad más en este proceso de superación y  autoconocimiento en el que estoy sumergida.


Con el inicio de la primavera me propuse iniciar un viaje consciente y profundo hacia el autoconocimiento desde diferentes perspectivas. Empecé retomando las clases de yoga y volví a enamorarme profundamente de esta práctica. Junto al yoga, estoy siguiendo un modo de alimentación lo más limpia posible, lo que se conoce como clean eating, poniendo en práctica muchos de los consejos y artículos de Kalegria y he conseguido subir los niveles de energía, apaciguar mi estrés y lucir una piel más luminosa. La clave, para mí, vivir según la filosofía del 80% 20% Saber que hay espacio para pequeños placeres no tan saludables me facilita el proceso que estoy siguiendo.

Han sido y están siendo semanas intensas de asistencia a conferencias y lectura de libros, artículos y post relacionados con el bienestar y el autoconocimiento. El compromiso que una persona adquiere consigo misma es muy poderoso porque lo has accinado tú mismo. Es el motor que te empuja a seguir cuando la situación se complica o no obtienes los resultados deseados. Yo me comprometí a hacer un cambio en mi vida que me llevara a sentirme bien en mi propia piel y disfrutar de ese camino porque. al fin y al cabo, se trata de un estilo de vida.


Como os podréis imaginar, no es un proceso fácil y hay muchos altibajos. Aprender a ser compasivo con uno mismo y quererse no es fácil o, mejor dicho, no me está resultando fácil. Aceptarse, poder sentir que, a veces, está bien sentirse mal pero que no hay que dejarse arrastrar y ahogar por ese sentimiento. Las prisas y la impaciencia me pueden. ¡Quiero ver resultados ya! Pero esto no funciona así. Es un camino largo que presiento que no acabará nunca, pero quizá algún día lo sepa llevar mejor.

Por todo esto que os cuento, participar en el reto de yoga ha supuesto para mí una pequeña victoria. No soy experta en la práctica y disto mucho de los cuerpos esbeltos que lucen los yoguis, pero ahí me planté yo, 7 días diferentes buscando localizaciones, tragándome la vergüenza y callando la maldita vocecita que no para de repetirme que quién soy yo para hacer algo así. Me atreví a pedir a desconocidos que me hicieran una foto, me puse delante de la cámara de cuerpo entero visitiendo  leggins e intentando ejecutar dignamente las asanas.

Una batalla ganada. Un paso hacia delante. Una ola de energía que necesito para seguir en mi camino hacia la aceptación y el autoconocimiento.

Namaste,

Mamen.
Bits and Pieces © . Design by FCD.