1 November 2018

Intuitions



A veces me da por pensar en las personas que se han cruzado en mi vida de una manera u otra y la huella que han dejado en mi camino. Hace tiempo, algunos años, recuerdo haber expresado que yo no sentía tener intuición. Trust your gut, dicen en inglés. Ahora sé que no es cierto o por lo menos vuelvo a oírla, a sentirla.

No soy una persona de muchas amistades, pero las que tengo las considero un tesoro y, a mi manera, las cuido, las mimo y las adoro. Mi timidez e inseguridades hacen de mí una persona difícil de llegar. No doy el primer paso. Además, no me gustan las conversaciones superflueas, el hablar por hablar, small talks, chitchat...  Con los años, he aprendido a desenvolverme mejor en esas interacciones sociales tan necesarias en el juego de la vida y que previenen de ser percibido como una persona arisca o antipática.

Me alegro de volver a oír esa voz interior, esa intuición. Hay personas con las que conectas en seguida y otras que desde el principio hacen que no quiera dar más. Es decir, lo dejamos en la cordialidad, tan necesaria e importante, pero no busco un acercamiento; no quiero más. No siempre ha sido así. Me daba pavor pensar, creer, sentir que yo era arisca. Pero no es así. Hay energías que no son para mí. Hay personalidades que me consumen, me agotan, me amargan y no las quiero cerca. Suelen ser personas que hacen del criticar su mayor entretenimiento, que buscan el cotilleo y quieren hacerte cómplice de ello. Personas victimistas que se nutren de la energía y la empatía de los demás. Yo digo basta. Sigo siendo cordial porque ese rechazo del que hablo no implica ser maleducado. Yo sigo con mi vida.

De la misma manera, hay personas con una energía especial que en seguida me hacen sentir bien, que suman cuando estoy con ellas y, sobre todo, de las que aprendo. Aprendo de su manear de vivir la vida, de cómo se sienten bien en su propia piel, de su naturalidad, de su armonía.



Hoy una persona ha cambiado de acera para no cruzarse conmigo. Ha sido obvio, impactante e incómodo. Me ha molestado la mala educación, pero no he dejado que me afectara más de un minuto. Yo no pierdo la cordialidad y las formas. Si vuelvo a ver a esa persona, la saludaré. Esa persona decidirá qué hacer con mi saludo. Eso no está en mis manos. Lo que sí puedo controlar es el grado de ofensa que me tomo. Cero.

Mi reflexión final ha sido: gracias por demostrarme tan claramente que mi instinto no me mentía y probar que debo seguir escuchándolo. Nunca sentí conexión ni ganas de conectar con esa persona. Dejé claro que no me sentía a gusto ni compartía su hobby por excelencia: la crítica y el descontento por todo. Ella ha decidido tomar este camino y de esta manera. Yo estoy tranquila.

¿A vosotros os pasa? ¿Sentís esas energías de las que hablo? ¿Y la intuición?

Mamen


4 comments so far

  1. Por supuesto que las he sentido y también era reacia a creer o escuchar mi intuición pero el cuerpo responde! y ante una alerta o un aumento de bombeo cardíaco una no puede girar la cara...es un aviso, un toque de atención...es la intuición que habla!
    Totalmente de acuerdo con lo que expresas. Las críticas, cotilleos, toxicidades lejos...cordialidad si, y hasta ahí.
    un abrazo bien fuerte

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    1. Me encanta ver que estamos en sintonía, preciosa Marta. Por cierto, tú estás en el top top de mi pequeña lista de amistadas de verdad, de las que valen la pena. No lo olvides nunca!!!

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  2. 100% fiable. A veces hay conexiones mágicas y debes perderlas. Otras no sabes porqué pero si alguien no te entra....por algo será. Aunque no lo ves de un buen principio. Y ante lo tóxico distancia. No compensa el esfuerzo para nada.

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    1. "Ante lo tóxico, distancia" me encanta. Totalmente de acuerdo y lo transformamos en un mantra, ok? :)

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